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domingo, agosto 23, 2009

Háblame de mí


Esta semana fue de evaluaciones personales en la oficina. Hay gente que se siente intimidada por estas evaluaciones. Esa gente es pendeja.

Durante esa hora es oficialmente todo acerca de uno. Es llegar a la mesa de la reunión, sentarse y decir sin miedo tres palabras que todos siempre queremos pero no nos atrevemos a decir por temor a dejar ver nuestro egocentrismo: "Hablemos de mí".

Secretamente a todos nos gusta hablar sobre nosotros mismos, sobre nuestras cualidades. Nos gusta saber cómo nos percibe la gente, qué tan maravillosos somos ante los ojos de los demás. Hasta hace poco la sociedad juzgaba a quienes practicaban el egocentrismo en público. ¡Pero ya no! No en la era YouTube, no en la era Facebook, no en la era Twitter. No no no y no.

Hoy todos somos pequeñas celebridades y nuestros amigos son nuestros fanáticos, que ven nuestras fotos, y siguen nuestras vidas -no por E! o leyendo ¡Hola!- sino leyendo nuestros estados del Facebook o los tweets. Nos sentimos en la disposición y deber de gritar al mundo qué estamos haciendo y pensando las 24 horas del día, lo divertidas que son nuestras vidas posando para fotos que tomó alguien que muy probablemente también está en la foto.

Así que los días de evaluación podemos llevar un poco de esto al ámbito laboral. Podemos ser libres de hablar de nosotros mismos, sin cortes comerciales, de censura o del interlocutor.

Porque pasa con frecuencia: uno entregado a un soliloquio apasionado y de buenas a primeras la otra persona descaradamente viene interrumpirlo a uno para a su vez hablar de sí misma. En cambio en las reuniones de evaluación siempre puedes interrumpir apropiadamente y no quedar fuera de lugar.

"Sí, Jim, me parece fantástico que hayas implementado el sistema de documentación usando sólo tu mano izquierda... Pero nos estamos desviando del tema, volvamos a mí". O si prefieres en versión resumida: "Apeguémonos a la agenda: yo".

Los días de evaluación estas bajo la lupa de tus superiores, y a veces de la de tus compañeros de trabajo que han podido estar hablando paja de ti a tus espaldas. Al principio puede llegar a ser un poco incómodo pero siempre se le puede dar la vuelta.

- Vemos con preocupación que dedicas mucho tiempo a comprar cosas en línea. Esto ha ido en detrimento de tu calidad de trabajo.
- Ah, pero dime tú que el café que yo preparo no es el mejor.

Ya cuando le agarras el gusto es muy difícil parar. Te das cuenta de que nunca puedes hablar suficiente de ti y comienzas a encontrar tópicos cada vez más excitantes e interesantes para explorar.

- El martes de la semana pasada se te olvidó actualizar los archivos en el FTP del cliente y recibimos una amonestación.
- ¿El martes?... Sí, el martes seguía medio peo del lunes. ¿Qué te parece que me di los besos con ...?


Si tan solo todos los días fueran de evaluación.