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miércoles, diciembre 30, 2009

Cuentos de Navidad

Aeropuerto de Barajas, Madrid - 9:43 a.m.

Desde que salí de la casa hasta sentarme en la puerta C42 han pasado 50 minutos. He vencido a la lluvia y he sorteado el caos decembrino del Aeropuerto en tiempo récord. Ahora sólo queda relajarme mientras espero.

Hay cosas que nos definen como seres humanos y que -a mi parecer- se ponen en evidencia sobre todo cuando viajamos. Por ejemplo, ¿quién le dice a la fila de tarados que se ha apostado frente a la puerta de embarque que, cuando comencemos a abordar, nos llamarán por grupos de asientos?

Chequeo mi boleto y me corresponde el 30C. "Pueden abordar las personas con número de fila del 25 al 33". La tonta fila destinada a disolverse se esfuma y se convierte en una masa aglomerada en la puerta. Aprovechando la confusión me adentro y ahora soy parte de la masa. Hay bastante orden para ser un desorden. Una señora frente a mí grita una vaina en serbio a un tipo en la parte de atrás al tiempo que le explica a la chica de la aerolínea que no necesita visado. Desde la distancia se escucha el tipo contestar.


Sobrevolando Génova, avión de Swiss - hora desconocida.

Las azafatas hormigueantes han repartido croissants y yogur de frambuesa a los pasajeros. La tarea ha probado ser un reto ya que la ruda turbulencia ha amenazado más de una vez que alguien será rociado con café hirviendo. No es parte de mi plan ver cómo en mi mente se desprenden los pedazos de pellejo chamuscados de la señora sentada dos puestos delante de mí, así que trato de distraerme pensando en otras cosas.

Hace muchos años estuve ojeando un libro de Kamasutra con una amiga. De lo que mi memoria logró retener del estimulante evento, recuerdo una posición que me llamó mucho la atención y de la cual sólo recuerdo el nombre: "El batido del yogur".

Sonriendo distraídamente, batí efusivamente mi yogur y lo comencé a abrir, pero a pesar de mis más sigilosos movimientos, el vacío hizo que un chorro de yogur líquido rosado salpicara violentamente la parte izquierda de mi cara.

Ah, el batido del yogur…




Aeropuerto de Kloten, Zürich - 12:46 p.m.

Mis primeras impresiones de Zürich corresponden a las nalgas que un chino me restregó en la parte derecha de la cara. Si cierro los ojos, todavía puedo evocar el aroma de sus pantalones. El señor Chang y una tropa de españoles y rumanos se pusieron de pie en cuanto el avión se detuvo en la pista causando un coágulo de gente irritada en el estrecho pasillo, que inevitablemente desembocó en el tierno contacto de mi cachete con su nalga.

Una vez más, ¿quién le dice a esta cuerda de tarados que todos saldremos del avión sin problema? Una española vocinglera comienza a reclamarle a un señor que no la empuje, a lo que el señor responde malhumorado que se calme, que no hay espacio. El espíritu de la Navidad se mantiene inquebrantable en el aire, gracias a las voces de las chicas de Abba que dulcemente cantan "Happy New Year". Ah.

Ya en la puerta de la nave, las escaleras conducen a un autobús que nos llevará al Terminal. Tanto desespero para terminar todos igual en un autobús. La temperatura es 3 °C. Al extremo opuesto del autobús, veo al señor Chang. Por un segundo me ve y aprovechando su atención, toco mi cara mientras veo fugazmente esa nalga que alguna vez estuvo tan cerca de mí.

El señor Chang algo perturbado mira a otro lado y continúa su chino paso por el mundo.




Estocolmo, cuarto piso de edificio residencial en Hägerstensvägen.

Mientras veo por la ventana pienso que esta será mi primera Navidad blanca. Los tres años que viví en Toronto pasé la Nochebuena en Estados Unidos o Venezuela. Navidad híbrida y multicultural, comenzamos comiendo una variedad de encurtidos de arenque con pan sueco. Luego el plato principal vio a una hallaca que cedía espacio protagónico a un par de albóndigas -tradicionales en las cenas navideñas suecas-, una lonja de grueso jamón de Navidad llamado Julskinka y una ensalada con tintes mexicanos que aportaba un lado leguminoso, muy necesario en medio de ese mar de proteínas.

Acompañando la cena tuvimos una botellaUna botella de Cerveza de Navidad, una botella de vino tinto, una botella de akvavit. Y luego, una botella de glögg, un par de Hibernation Ale… y unas margaritas.

Y José Feliciano dice:
Ai guana wich yu a meri crismas
Ai guana wich yu a meri crismas
Ai guana wich yu a meri crismas
Fron de barom of am jart


Una Navidad líquida, etílica, espirituosa.

Al día siguiente, en medio de la resaca y un tenue olor a pelo quemado y cera de vela en el ambiente, todos concordamos que las margaritas habían sido quizá demasiado, a lo que nuestro bartender de la noche respondió "¿qué margaritas?"

Exacto.




Aeropuerto Arlanda, Estocolmo - 2:31 p.m.

El Sol ya se escondió. Desde la despejada llanura del Aeropuerto con sus pistas cubiertas de nieve, pude ver la luz amarilla descendiendo detrás de las persianas de madera del restaurante al otro lado de la sala de espera del terminal.

Me como un pan dulce mientras espero, recordando con frustración el reciente episodio en el Duty Free. "No estoy autorizada a vender alcohol en viajes dentro de la Unión Europea. Vas a tener que hacer estas compras en Barcelona", me dijo la cajera al tiempo que escondía la botella de Campari y de vodka debajo de la caja y -aún más dolorosamente- mientras el imbécil que tenía detrás en la fila se reía de mí ruidosamente. Lo de las botellas no es tan grave, pero ¿que se rían de mí en ese momento de vulnerabilidad, mientras se llevan mis preciosas botellas de mi lado? Eso es ruin, es bajo. Sólo imaginar la diarrea que -ojalá- le producirán los chocolates que se compró me hace sentir mejor.

Ahí estoy yo, sentado en la sala de espera, pensando en lo parecido que sabe ese pan dulce a los panes dulces que venden en Venezuela, cuando aparece frente a mis ojos la visión más desagradable de todo 2009.

Lo primero que vi fue su franela. Tener puesta esa franela era literalmente como no tener nada puesto. Había sido confeccionada a partir de una red para pescar por una persona que, si hubiera sabido a quién iba destinada, seguramente no la hubiera terminado de hacer. Dejaba ver su pecho lampiño, su espalda, sus pezones. ¿Por qué tengo que ver pezones de hombre en vida real a pocos metros de mí en un aeropuerto?

Luego entendí. No paraba ahí. Este hombre era una oda viviente al mal gusto. Qué asco. Apestaba a cigarrillo, llevaba sus zapatos dentro de bolsas de supermercado colgando de su equipaje de mano donde guardaba todo tipo de comidas también en bolsas de plástico. El equivalente a la señora que saca la empanada grasienta del papel de aluminio en el autobús saliendo de La Bandera.

Sentado con despreocupación, vestía sandalias de plástico con medias mientras ojeaba un periódico en ruso mientras se jurungaba la nariz. Ahí fue el clímax: la uña de su meñique derecho. Larga y afilada, bien podía haber servido como destornillador o como hisopo.

Vi el número de mi asiento: 2F. Pensé que si existía una fuerza superior, iba a sentar a ese espécimen lejos, muy lejos de mí. Mientras comenzaban a llamar a los asientos de las filas 20 a la 28, vi con satisfacción cómo se subía al avión entre los primeros. Gracias, Dios.

Después de esos minutos eternos, el episodio del Duty Free era insignificante. Antes de entrar al avión, corrí a donde estaba el señor que se burló de mí en la caja y, tras darle un abrazo y unos digestivos, me despedí con una sonrisa mientras él me veía extrañado.

martes, diciembre 22, 2009

Fiesta como si fuera 1601

Esta semana comienza una nueva era dentro de mi nueva era: La compañía donde trabajo se mudó a una locación nueva y, a pesar de que la decisión ha traído no poca polémica, ya estamos todos más o menos instalados tras sobrevivir a un algo traumático primer lunes con nevada incluída. Estamos un poco fuera del Centro de la ciudad y mucha gente tarda más tiempo para llegar pero aquí estamos ya trabajando.

Mi comienzo en particular fue algo accidentado. Mi computadora -perdon, ordenador- no arrancó el lunes en la mañana, y bloqueé la computadora de una amiga, además de sentarme sobre mi tarjeta de acceso nueva y doblarla a la mitad. Todo esto aderezado con un ataque de hipo que duró -por ahora- unas 20 horas (incluído ataque a las 6 a.m.). Lo mejor sin embargo fue cuando mi computadora finalmente arrancó y me comunicó la fecha.





Lo bueno es que ya me quedan sólo dos días de trabajo y me voy de vacaciones. Hasta que regrese, ¡feliz barroco a todos!

jueves, noviembre 26, 2009

Impuesto de salida



Luisito era el niño bueno de la cuadra. Al que le confías ciegamente alimentar el perro y cuidar la casa cuando te vas de vacaciones. Cuando iba a Misa, ofrecía generosas limosnas -en la medida de sus posibilidades infantiles- y no se limitaba a darle la Paz a quienes se encontraban a su alrededor, sino que también se movía hasta donde estaba el Padre para saludarle cariñosamente. Orgullo de su padre y su madre, nunca molestó a su hermano menor que a su vez, lo veía como su héroe personal, su constante modelo a seguir.

Creativo e inteligente, su vida académica desde el principio no fue sino intachable. Modoso y responsable, su madre nunca le recordó hacer las tareas. En el colegio fue eterna referencia de comportamiento y buenos modales, salvo un penoso incidente con un disco de John Denver durante una formación después del recreo en sus años de adolescencia rebelde. Alumno 10, a pesar de todo su tesón y perseverancia nunca llegó más alto en el Cuadro de Honor por culpa de la mafia Tobías-Márquez, que se compartía los lugares más altos del pedestal.

Ya universitario cultivó un sin número de inseparables camaradas, que le ayudaron a torear las desdichas del exigente régimen de la formación personal. Siempre apegado al marco de las leyes, nunca tuvo licencia, cédula de identidad, certificado médico o carnet vencido. Cuando tuvo carro, era blanco de miradas secas y corneteos incesantes al ser el único detenido en el semáforo en rojo. Destilaba una maliciosa satisfacción de vez en cuando, al no dejar pasar primero a la gente que adelantaba la cola por el hombrillo de la autopista.

Luisito aventurero y adaptable partió un lunes de Maiquetía. Dejando todo atrás, se fue lejos hacia el norte, donde conoció la nieve. Había escuchado que la puntualidad era importante en esas latitues y desde ese momento, llegó a donde iba con cinco minutos de antelación. Al atravesar las calles, siempre por el rayado. Los pagos de la tarjeta de crédito, siempre a tiempo.

Un buen día de otoño, tuvo que mudar su residencia y para facilitar la mudanza, alquiló un carro para transportar sus peroles y cachivaches del que fue su apartamento a su nueva casa.

Fue la noche de la mudanza cuando Luisito tuvo una visita inesperada del destino: Cuando hubo mudado todo, aparcó el vehículo en la calle sin percatarse inocentemente de los horarios en los cuales estaba prohibido.

A la mañana siguiente, campante y risueño se levantó de su nueva cama y tras alistarse rápidamente, salió al encuentro de una calle donde no había carro alguno estacionado. Extrañado y asustado, realizó la llamada a Tránsito donde le informaron que el vehículo yacía aparcado plácidamente en un estacionamiento de la ciudad desde poco más de las 7:20 am.

Con nerviosismo e impaciencia, esperó al tranvía que lo llevó a la calle citada. Corrió entre mares de ejecutivos somnolientos y edificios legañosos. Corrió con todas sus fuerzas para evitar tener que pagar un día adicional de alquiler que se haría efectivo a las nueve de la mañana.

$60 de multa + $136 por el amable servicio de grúa + $24 por dos horas de estacionamiento.

Una multa. Su primera multa. Luisito sucio e impúdico, inmoral y desfachatado, indecente y procaz. Una multa y la vergüenza se apoderó de su alma cual posesión diabólica.

Luisito vivió esos últimos días en Canadá con miedo. Cada noche, sudando copiosamente en febril calentura, imaginaba que cuando lo encontrara la migra y lo detuvieran, el oficial no iba a decir "Déjenlo ir. Su hoja de vida está limpia." sino "¡Al calabozo! Que el Pequeño Jimmy lo haga su esposa."

viernes, noviembre 13, 2009

Testimonio neomadrileño


Llegué.

Claro que llegué. Desde que me bajé del avión he tenido una ronda incesante de diligencias y es ahora cuando finalmente me he podido sentar a ordenar mis pensamientos. Que si la Seguridad Social, el Empadronamiento, el Consulado Italiano, la cuenta del banco, el NIE -que se pronuncia níe, no nié como el de Er Conde- y finalmente, el apartamento.

El jet lag me tenía desconcertado, pero ya estoy en zona horaria +1 GMT en cuerpo y alma y puedo dar mi testimonio de recién llegado.

Madrid me recuerda a veces a Caracas y a Bogotá. La arquitectura, la gente, la vibra tiene una familiaridad que se detecta rápidamente. Es una ciudad que mezcla el espíritu de Viejo Mundo con la modernidad. Una ciudad que se vive caminando, explorando. El Metro es fantástico y cubre toda la ciudad. El clima, en comparación con el de Toronto, es delicioso. Para mí ha sido como una extensión mágica del otoño. Los días son generalmente soleados y la brisa es fresca.

El otro día estaba haciendo diligencias y encontré una panadería donde vendían palmeritas de hojaldre. Resulta que es bastante común toparse con sitios para comerse una pasta seca o un dulcito como un venezolano está acostumbrado. Así que de entrada, la comida ha sido una mejora considerable. Si bien Toronto tiene gran cantidad de restaurantes con comida de todo el mundo, ya estaba fastidiado de los sitios a donde iba típicamente y volver a una comida con un feeling más casero -aunque mucho más grasiento- me ha sentado bien.

Todavía no me han mirado raro cuando hablo. Las conversaciones comunes con los venezolanos incluyen por lo general el tema del idioma y las diferencias que a veces hacen de la comunicación una incomunicación. Las adaptaciones de anglicismos son geniales. Por ejemplo, aquí no se comen un waffle con sundae, sino un gofre con sandy. Papo se murió.

De cosas que tuve que dejar y extrañaré, se encuentra en primer lugar sin duda la secadora. Aquí le tienen tirria a tan útil y maravilloso invento por aquello del consumo eléctrico... pero al mismo tiempo son fanáticos del lavaplatos eléctrico porque -aparentemente- ahorra agua. Sin secadora, ahora tengo que planificar mis lavadas de ropa, so pena de ir a trabajar alguna vez con los pantalones mojados.

Todo está doblado al español, pero el acento me parece muy falso. Es como si los actores estuvieran en un constante estado de excitación. Y si las propagandas demandan un grado de sensualidad sientes como que si te lamieran la oreja sin permiso, siendo hasta ahora la más abusadora la de los chocolates Lindor Lindt. Es una violación auditiva. De igual forma el lenguaje en televisión ha sido un choque. En televisión nacional dicen puta y en Disney Channel dicen culo. Me pregunto qué sucedería si a Zapatero se le ocurriera aplicar la Ley Resorte en España. Lo bueno es que ya pillé que los programas vienen en SAP.

Hay cines con películas en versión original subtitulada, pero son pocos y viejos. Me sale cambiar el cine por el teatro, que en Madrid pulula por doquier. La oferta de teatro clásico, ópera, comedia y musicales es abundante. Ya estoy anotado para Chicago y para una obra con Maribel Verdú en la Gran Vía.

Como siempre, todo cambio implica ganar algunas cosas y perder otras y la felicidad no es menos válida secando la ropa al sol.

domingo, noviembre 01, 2009

Chau Toronto


"Aún conservo curvas cicatrices
de mi idilio próximo pasado"
Hanos Bibío Mar de El Medio Evo

Se hace intolerable la proximidad de la hora de partir. Es un momento sin duda decisivo -como cuando en las novelas de Thalia la prueba de paternidad del dueño de la mansión la va a dar como hija única, legítima heredera- pero no quiero aburrirles con eso. Mejor les aburro con otra cosa.

Quizá la expectativa más grande es en esencia la misma que tuve al llegar a Toronto: que me guste la ciudad y que tenga éxito y bienestar para comenzar a echar raíces. Estoy sintiendo que me hace falta ver las cosas con un poco más de foco, por aquello de que no nos hacemos más jóvenes. Habiendo dicho esto quiero dejar en claro que no deseo renunciar al espíritu de aventura y cambio que hasta ahora me ha traído tan lejos.

Si bien el drama me fascina -al punto de considerar más de una vez el pedirle una prueba de paternidad a Raúl Amundaray-, me siento bastante tranquilo. Sí he echado par de lloraditas, pero le puedo echar la culpa al alcohol. Ah, siempre el alcohol. Me despedí de forma especial de la gente que me va a hacer falta, limé asperezas con la gente con quien tuve diferencias, empaqué mis maletas y estoy listo, sin asuntos pendientes.

El mundo se percibe un poquito menos grande y a pesar de ser un paso nuevo, es un paso familiar.

jueves, octubre 08, 2009

¿Quién es tu PAPI?


A ver si adivinan cuál artículo del Wiki de mi compañía me dio mucha risa.

Sí, soy un inmaduro.

jueves, octubre 01, 2009

Culpe a España

Tomé la imagen de la galería de Flickr de jmaldona.

2006. Septiembre. Mudanza en puertas. Entrevista telefónica desde Toronto. Decisión: ¿el alemán o el venezolano?. El venezolano. 1 de octubre: CuL!pe a Canadá nace y da el tubazo. Me voy para Toronto. Agarrrar los cachachás y tomar el avión a Canadá. El 3 de enero estoy allá.

2009. Septiembre. Mudanza en puertas. Entrevista telefónica desde Madrid. Decisión: ¿el alemán o el venezolano?. El venezolano. 1 de octubre: CuL!pe a Canadá cumple 3 años y da el tubazo. Me voy para Madrid. Agarrrar los cachachás y tomar el avión a España. El 2 de noviembre estoy allá.

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Dado que ya no estaré en Toronto, ¿qué debería hacer: seguir culpando a Canadá o cambiarle el nombre al blog?

lunes, septiembre 28, 2009

Estrategia para una mudanza saludable


Es el momento de partir. Dado que Hal va a vivir con su socio y su hermano, tengo que mudarme el 30 de septiembre. No me entusiasma la idea de buscar sitio y mudarme, pero puede ser un cambio interesante. El cambio es siempre bueno, si se toma positivamente y así será. Voy a hacer las cosas con tiempo para no tener que correr a última hora.

Desde mañana busco apartamento.


30 días para la mudanza.
Acabo de ver el apartamento perfecto. El cuarto está en el ático de la casa y parece una casa en un árbol. Será como la casa en el árbol que nunca tuve. La dueña -llamada Veronique- es una señora francesa con un joie de vivre eléctrico. Es una casa de cinco niveles, queda justo frente a un supermercado, tiene lavadora y secadora en el sótano, una sala de televisión con muebles de cuero perfectos para echar un camaroncito los domingos en la tarde... ¡y barato!
Es el primero que veo, así que no me voy a precipitar. Ahora mismo es muy pronto para tomar una decisión.


26 días para la mudanza.
He visto varios sitios, pero ninguno sobrepasa el de Veronique. Ya me veo viviendo ahí. Aprovecharé la motivación para ponerme a botar peroles. Uno guarda cualquier cantidad de objetos inservibles y a mi alrededor veo acumulado un montón de cosas que sólo me estorbarán para mudarme.


23 días para la mudanza.
Saqué dos bolsas de ropa y una de basura y papeles. Ahora va a estar más fácil la cosa. Me debato entre botar o no botar las licras de leopardo que me compré para hacer aeróbicos. Me las compré y nunca las he usado. Estan nuevas... y son de leopardo. Reconozco que he debido meterme en clases de aeróbicos primero.
Sigo buscando apartamento, pero con mucha más calma. Me ha relajado enormemente saber que cuento con el lugar de Veronique. Mi criterio de búsqueda incluye categorías como tiene lavadora y secadora en el sitio, queda cerca de un supermercado, comparto el baño máximo con una persona y si queda cerca de la oficina.


14 días para la mudanza.
He seguido viendo apartamentos y creo que no debería buscar más. Qué manía tenemos en desconfiar de la primera opción por querer ver si hay más y mejores alternativas. A estas alturas ya debería haber aprendido que la primera opción, si es buena es la mejor. ¿A quién engaño? Le voy a escribir a Veronique que quiero tomar el cuarto.
Cuando seleccioné la ropa para botar, no había lavado la ropa sucia. Ahora tengo otra vez más o menos la misma cantidad de ropa en el closet. Parece que se hubiera multiplicado, coño. Voy a tener que hacer otra pasada. Esta vez creo que sí voy a botar las licras de leopardo y buena parte de las franelas viejas que uso para dormir, pero que no cunda el pánico: conservaré los boxers de Bob Esponja.


12 días para la mudanza.
Veronique no ha respondido, ni siquiera para decir que no.


11 días para la mudanza.
Veronique no ha respondido. ¿Será que está indecisa? Tengo su dirección, así que le voy a mandar un ramo de flores y unos chocolates para hacer su decisión más sencilla. Estoy un poco preocupado. Los avisos que veo en Craigslist son muchas veces repetidos y no se ve nada interesante. En vista de esto, he decidido flexibilizar un poco mi criterio de búsqueda. Ahora busco un sitio que tenga cuatro paredes y un techo -descartados los puentes, no descartados los calabozos-, a no más de una hora en metro de distancia, que tenga al menos un pozo séptico tipo los de las playas de Morrocoy para mi "moral y luces" y un catre para dormir. Podría pedir un par de alcayatas pero no tengo hamaca. También tomo en cuenta si de armarse un tiroteo en las cercanías me da chance de tirarme al piso.


10 días para la mudanza.
Veronique no ha respondido. Quizá no se acuerda de mi cara. Voy a pasar visitándola con el pretexto de que andaba en el vecindario, para cerrar en persona el trato.
Buscar un sitio para vivir es como buscar pareja por Internet: uno ve perfiles y perfiles -algunos muy interesantes, otros que meten miedo. Alguien te llama la atención, las fotos se ven prometedoras pero cuando llega la hora de verte cara a cara, la dura verdad es que las fotos son mejores que la realidad. A veces has visto tantas opciones que te resignas y piensas "Bueno, no está tan mal... le puedo dar un chance" y entonces te muestran el cuarto y dices "Yo ahí no duermo ni loco". Ha pasado.


9 días para la mudanza.
Veronique no va a responder. Consiguió a otra persona. Maldición. He debido decirle que sí ahí mismo, siguiendo mi instinto. Quizá si esta persona nueva no quiere mudarse al cuarto -digamos que se entere de que está infestado de ratas- Veronique acceda a dármelo.
Las fotos que la gente pone para mostrar los cuartos que alquilan deberían tener un archivo adjunto con el olor. Eso descartaría las casas donde viven indios y/o chinos.


8 días para la mudanza.
El abogado me dijo que tengo que mantenerme alejado de la casa de Veronique al menos 400 metros. No me importa. Te he superado, perra. Hoy vi el sitio ideal. Al entrar, me di cuenta de que el amor a primera vis(i)ta sí existe. Es una casa de dos pisos y sótano compartida sólo con otra persona. Es mucho mejor que donde vivo ahora y ligeramente más barata. El dueño -llamado Eric- me dijo que yo era el mejor candidato hasta ahora, pero que mañana tiene citadas a dos personas más para ver la casa y que, una vez les haya enseñado la casa a ellos, me llamará para confirmarme. Revivieron en mi las ganas de mudarme. Valió la pena esperar.


7 días para la mudanza.
Tras estar toda la noche encadenado al celular, Eric no me llamó. Suspenso. Creo que aprendí mi lección: no más chocolates a domicilio ni visitas inesperadas. ¡Esta es la era del sicariato!


6 días para la mudanza.
Esta mañana me di cuenta de que nunca le di mi número de teléfono a Eric. Me escribió un correo diciendo que -a pesar de que otra gente estuvo muy interesada y que hasta le ofrecieron más dinero- ¡el lugar es mío! Un clavo saca otro clavo. Hasta siempre, Veronique.

lunes, septiembre 14, 2009

Todo sobre mi caltera

Yo quiero esta billetera de Hot Chocolate Design.

Contrario a la creencia popular, la billetera no se utiliza sólo para llevar los reales o albergar las decenas de tarjetas de crédito doradas y platino que cualquiera posee -OMG-. La billetera habla por nosotros, cuenta lo que hemos vivido durante los últimos meses e incluso años. Es un diario de momentos y pelusa que nos da testimonio vivo de dónde hemos estado, de quiénes somos, de nuestra cultura y nuestra identidad.

Lo típico.
  • La cédula de identidad, eterna víctima de las burlas de mis amigos primermundistas. "Pero si esto lo puedo hacer yo en mi casa", "No tiene ningún precinto de seguridad", "Mira, el papel dice Kodak" - sí, mi cédula está hecha en papel fotográfico, con relieve del Escudo Nacional en el plastificado... de cuando eran buenas.
  • La licencia de conducir. Tampoco la gente cree que esa sea mi licencia. Menos mal que atrás dice Driver's License - Patente di Guida - Permis de Conduire - Führerschein. Estás jodido si quieres manejar en China, Japón, Rusia...
  • El carné de la Universidad, que afortunadamente se venció hace apenas un año y al cual le pude sacar la chicha hasta más no poder. Sin embargo, lo que me ahorré por utilizarlo, tuve que pagarlo en comentarios de la gente. "No puede ser que ese eras tú. Pareces un narco."
  • El billete de $1. Washington es como la auyama que conserva el dueño del abasto sobre la nevera de los jugos y la leche. Asegura abundancia monetaria mientras esté ahí, dobladito, tranquilito.
  • Las estampitas de Divinidades. En la actualidad tengo una del Nazareno de San Pablo, una oración a la Divina Misericordia, una de Nuestra Señora del Perpétuo Socorro y una de la Vírgen María. Las tres las compré con una tía muy querida en el Centro de Caracas, días antes de venirme a Toronto. Mis guardaespaldas las 24 horas del día.
A todos los anteriores, personalmente le he añadido en Canadá las tarjetas de cliente frecuente de AMC, Cineplex, Aeroplan, Sobey's, Future Bakery, Jack Astor's y el carné de afiliación del videoclub.

Lo no muy típico pero razonable.
  • El papelito rosado del Registro Militar.
  • La tarjeta de presentación de alguien que conociste en una fiesta y de quien no te acuerdas en lo absoluto. Tranquilo, esa persona tampoco se acuerda de ti.
  • Entradas viejas de cine, teatro o conciertos. Cuando consigues el ticket para la función de las 6:45 pm de Titanic en el Cine Altamira, sabes que es hora de limpiar la/cambiar de billetera.
Una anécdota.

En octavo grado Gisela, mi profesora de Salud, hacía inspecciones aleatorias de billeteras y le bajaba puntos a los hombres que no tuvieran un condón. Cuando estaba en octavo tenía 13 años. Yo me desarrollé aproximadamente siete años después por lo que para mí, tener ese condón en la billetera fue como tener una morcilla en la nevera de un restaurante vegetariano.

domingo, agosto 23, 2009

Háblame de mí


Esta semana fue de evaluaciones personales en la oficina. Hay gente que se siente intimidada por estas evaluaciones. Esa gente es pendeja.

Durante esa hora es oficialmente todo acerca de uno. Es llegar a la mesa de la reunión, sentarse y decir sin miedo tres palabras que todos siempre queremos pero no nos atrevemos a decir por temor a dejar ver nuestro egocentrismo: "Hablemos de mí".

Secretamente a todos nos gusta hablar sobre nosotros mismos, sobre nuestras cualidades. Nos gusta saber cómo nos percibe la gente, qué tan maravillosos somos ante los ojos de los demás. Hasta hace poco la sociedad juzgaba a quienes practicaban el egocentrismo en público. ¡Pero ya no! No en la era YouTube, no en la era Facebook, no en la era Twitter. No no no y no.

Hoy todos somos pequeñas celebridades y nuestros amigos son nuestros fanáticos, que ven nuestras fotos, y siguen nuestras vidas -no por E! o leyendo ¡Hola!- sino leyendo nuestros estados del Facebook o los tweets. Nos sentimos en la disposición y deber de gritar al mundo qué estamos haciendo y pensando las 24 horas del día, lo divertidas que son nuestras vidas posando para fotos que tomó alguien que muy probablemente también está en la foto.

Así que los días de evaluación podemos llevar un poco de esto al ámbito laboral. Podemos ser libres de hablar de nosotros mismos, sin cortes comerciales, de censura o del interlocutor.

Porque pasa con frecuencia: uno entregado a un soliloquio apasionado y de buenas a primeras la otra persona descaradamente viene interrumpirlo a uno para a su vez hablar de sí misma. En cambio en las reuniones de evaluación siempre puedes interrumpir apropiadamente y no quedar fuera de lugar.

"Sí, Jim, me parece fantástico que hayas implementado el sistema de documentación usando sólo tu mano izquierda... Pero nos estamos desviando del tema, volvamos a mí". O si prefieres en versión resumida: "Apeguémonos a la agenda: yo".

Los días de evaluación estas bajo la lupa de tus superiores, y a veces de la de tus compañeros de trabajo que han podido estar hablando paja de ti a tus espaldas. Al principio puede llegar a ser un poco incómodo pero siempre se le puede dar la vuelta.

- Vemos con preocupación que dedicas mucho tiempo a comprar cosas en línea. Esto ha ido en detrimento de tu calidad de trabajo.
- Ah, pero dime tú que el café que yo preparo no es el mejor.

Ya cuando le agarras el gusto es muy difícil parar. Te das cuenta de que nunca puedes hablar suficiente de ti y comienzas a encontrar tópicos cada vez más excitantes e interesantes para explorar.

- El martes de la semana pasada se te olvidó actualizar los archivos en el FTP del cliente y recibimos una amonestación.
- ¿El martes?... Sí, el martes seguía medio peo del lunes. ¿Qué te parece que me di los besos con ...?


Si tan solo todos los días fueran de evaluación.

martes, julio 07, 2009

In yor feis... buc


Antes que nada, quiero pedir disculpas públicamente por haber estado alejado de mi teclado durante casi un mes. Verónica, una preocupada fanática del blog, me escribió diciendo que mis seguidores estaban "desesperados"... que "La vida no sigue su flujo si no hay post cada mes". Esto me hizo pensar en el tema de Arjona "De vez en mes" y que mi blog, para muchos, se ha convertido en esa visita mensual obligada, usualmente desagradable pero que a veces... raras veces, uno agradece. Es el tipo de cosas que pienso cuando escucho la palabra 'flujo' seguida cercanamente de la palabra 'mes'.

Yo sé que mucha gente me considera irresistible. No puedo culparles. Estoy bastante cansado de que me confundan en la calle. Ya les veo venir a preguntarme y les contesto de una "No, no soy uno de los Jonas Brothers... sorry!". Cuando estuve en Caracas me dijeron que parezco una versión masculina de Carolina Muzziotti... No supe muy bien cómo tomarme ese comentario pero asumí que era un cumplido.

Habiendo dicho esto -y consciente de que no es fácil ser una figura pública- debo decir que tengo culebra fuerte con la gente que me añade en Facebook sin conocerme o saber quién soy.

Antes aceptaba a quien sea pero al tiempo me di cuenta de que la gente no me añadía para conocerme, sino para hacerme parte de su extenso número de contactos, en una lucha a muerte por hacerse ver ante los demás como una persona popular. Me empezaron a llegar actualizaciones ladillas de gente que ni conocía y toques de una tal Cali Ente.

A las pruebas me remito.

La última vez que añadí a alguien desconocido fue estando yo recién llegado a Toronto y accedí porque el chamo era venezolano y yo quería conocer gente en la ciudad. Le escribí un mensaje y nunca me respondió. ¿Entonces?

También está el caso de quienes añaden sin ver o sin estar muy seguros de quién es la persona y luego se dan cuenta de que no era quien creían. Así, durante un tiempo me añadieron un poco de amigos de mi papá... Aunque en mi perfil tengo mis dos nombres.

Subí el estándar. Ahora, para añadir a alguien desconocido tiene que ser amigo de alguien que conozco -y siempre pregunto antes- o ser lector del blog. Y por supuesto, nada de mensajes en blanco.

Ejemplos de mensajes que garantizan entrada a mi selecto grupo de contactos son:
  • "Leí tu blog y me pareció brillante, quizá la mejor obra escrita en español después de Don Quixote. Quiero contratarte para que escribas una columna en mi periódico. Atentamente, Editor en Jefe de The New York Times en español" --- Added!
  • "Hola Luis, me parece que eres divertido, encantador y no he podido dejar de pensar en ti desde que vi la foto de tu perfil" --- Added!
  • "Tengo mucho dinero, demasiado dinero, excesivo dinero y me gustaría que me montaras un hijo y mantenerte"--- Added!
  • "My name is Scarlett Johansson" --- Added!

domingo, junio 07, 2009

Waya waya


Otra de esas cosas utilísimas que publico en este blog...

¿Sabían que en polaco, Venezuela se escribe Wenezuela?

Me recuerda que Cha-K-ito se escribe con K.

viernes, mayo 29, 2009

Aló Capitalismo

La imagen la encontré aleatoriamente en Internet.

Por sugerencia de Ana me puse a escuchar el Aló Presidente Edición Especial de 4 días. Estaba escuchando el programa mientras trabajaba, por lo que pude prestarle atención sólo a algunas ideas que, oportunamente, comentaba con Ana entre risas e incredulidad.

Me gustó en particular la parte en la que hablaba de por qué las cosas tenían que ser subsidiadas por el Estado, aunque también disfruté el cuento del funcionario que le confesó que él no veía el programa los domingos porque esos días él los tomaba "para descansar", y de cómo Chávez le recomendó estar pendiente de sus discursos o que al menos se buscara a alguien que le hiciera un resumen.

Tras poco más de una hora de programa decidí quitarme los audífonos y salir a comprar algo para merendar. El mundo era diferente. El aire era pernicioso. Había algo en el ambiente que me daba repulsión. Vi a mi alrededor extrañado y lo único que pude ver fue Capitalismo. Capitalismo salvaje, hereje, malvado, asesino, bárbaro, sanguinario.

Ver Aló Presidente fue lo único que necesité para abrir los ojos. Pude entender finalmente que el Capitalismo es el culpable. ¡Qué claro estuvo desde siempre, y qué ciego he sido! El Capitalismo hace que comience el juego sin que nadie diga Granticopalmanizum, cuando te da el vuelto te tumba 5 mil bolos, te alarga los frenos del carro, pone el Facebook en mantenimiento cuando te quieres meter, le quita las rueditas a la bicicleta, te mete el mosquito en la nariz cuando estás durmiendo, coloca sal en el tarro del azúcar, cambia los datos en la Gaceta Hípica antes de que la impriman, hace que el ketchup salga todo desparramado cuando la botella es nueva, desbloquea los contactos bloqueados del Messenger (y les habla), te devulve el cheque por firma defectuosa, te da el Bati-Bati que no tiene chicle, te desconfigura el despertador, te agarra las nalgas en el Metro, te baja canciones de Pecos Kanvas a la computadora...

miércoles, mayo 27, 2009

El misterioso caso de Freckles Lona


De alguna forma que aún no logro entender, a pesar de que estoy escuchando Deadmau5, la ventana emergente de iTunes de la computadora de la oficina me anuncia que estoy escuchando a Pecos Kanvas...

¿Pecos Kanvas? ¿Casi Amante, Casi Amigo? ¿Qué demonios?

domingo, mayo 24, 2009

Tour Viene Luisito 2009, vol. 2: Bogotá, Colombia

Este post lo comencé a escribir cuando llegué a Toronto -el 18 de mayo-
pero es ahora cuando he podido sentarme a terminarlo.


Llegué a Bogotá todavía enfermo del estómago. Durante el vuelo me sentí bien pero cuando terminamos de almorzar, no podía con el dolor. Con toda la pena del mundo tuve que dejar el plato principal y una vez disipada la mesa, corrí al baño. Tras un espectáculo intestinal bastante vergonzoso e indescriptible, salí del baño. La mamá de mi amigo me preguntó que si quería algo, un agua aromática o té, mientras yo para mis adentros pensaba que no me vendría nada mal un corcho. Por fortuna, tras sentirme todo el día como El Gordo Huracán, una cena ligera y una reparadora noche de sueño, se me quitó todo y pude comenzar a disfrutar de Colombia.

Bogotá me recordó mucho a Caracas, con la diferencia de que la gente se ve tranquila y es muy educada. Todos emocionados de mostrar su ciudad, llenos de orgullo. ¡Y tienen que estarlo! Se ve que gozan de una calidad de vida que en Venezuela no se conoce desde hace años y hay un sabor a crecimiento y progreso en el aire. Está llena de vida, de calles por donde serpentea la gente incesante, incansable, entre puestos de arepas y tiendas. Se deja ver como una ciudad con los problemas típicos de cualquier ciudad grande del mundo pero con un futuro prometedor.


Muchas cosas qué ver y hacer:
  • El Centro/La Candelaria: como buena ciudad colonial, una cuadrícula alrededor de la Plaza de Simón Bolívar, con la Catedral, el Capitolio Nacional y más allaíta el Palacio Nariño-donde trabaja y vive el Presidente de la República.
  • Los museos: la mayor parte de los museos presenta sus colecciones con una curaduría esmerada y atractiva. Los mejores: el Museo Nacional, el Museo Botero, el Museo del Oro.
  • Zonas aledañas: el pueblo de Usaquén, el pueblo de Zipaquirá con su imponente Catedral de Sal.
  • Los sitios para sentarse: en general la comida me pareció barata... claro, cualquier cosa es barata después de pasar por Caracas. Los típicos: Crepes & Waffles, Bogotá Beer Company, Café Juan Valdez, Oma Café.
  • El transporte: a falta de sistema subterráneo, la ciudad cuenta con un sistema integrado de autobuses en canales dedicados llamado TransMilenio y que cubre prácticamente toda la ciudad. También están los tradicionales carritos por puesto y si se está en apuros, los taxis-todos con taxímetro.
  • La Calera: es un municipio cercano. En la vía, subiendo el cerro, hay miradores, restaurantes y sitios nocturnos que ofrecen una espectacular vista de la ciudad.
  • El Parque de la 93: un parque alrededor del cual hay restaurantes, galerías y sitios nocturnos.
  • La Zona Rosa y la T: otra área para caminar y explorar, llena de restaurantes, locales nocturnos, centros comerciales. Destino obligado los fines de semana.
  • La sabana: montarse en un carro, manejar 45 minutos y encontrarse en el más verde páramo. Un escape de la vida citadina ideal durante esos domingos cuando provoca comerse un postrecito.
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Me rehúso a dormir por las tardes porque me sienta mal. Sin embargo, vencido por el sueño de haber volado de nuevo a Toronto durante la noche, me acosté a dormir unos minutos. Es quizá el cansancio que todavía tengo, pero cuando desperté no sabía dónde estaba.

Fue una de esas "vacaciones donde uno no descansa" pero valió la pena ciento por ciento. Muchas gracias a toda la gente que hizo este viaje tan especial, tanto el volumen I como el volumen II.

Ya para finalizar, también aprendí una palabra nueva: tostión, el proceso mediante el cual se tuestan los granos de café y que da como resultado una bebida más o menos oscura. Nada tiene que ver, a pesar de su cercanía fonética y gramática, con ese curioso fenómeno que se da lugar en las discotecas (usualmente latinas) y que se ha hecho común con la popularización del género del reggaetón en los últimos años: el recueste de tostión.

lunes, mayo 11, 2009

Tour Viene Luisito 2009, vol. 1: Caracas, Venezuela

(Ya no debo la foto)

Una invitación para Bogotá fue el detonante de mi regreso a Caracas. Siempre hay motivos: ver a mi familia y a mis amigos, ponerle fin de una vez por todas a mi calvario con Cadivi y todas las otras diligencias que quedaron pendientes de la sonada visita de junio de 2.008. Cuando las oportunidades se dan, hay que tomarlas.

Con una planificación sencilla (y varias replanificaciones) pude salir de todas las visitas y diligencias hasta que...

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Tranquilos que la porcina no. Fue un virus tropical de esos "de los que está dando" que me mantuvo en cama dos días con fiebre, náuseas, dolores musculares y bueno...

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En Venezuela siguen conviviendo dos países en la misma área geográfica. El primer país vive inmerso en el sueño socialista del siglo XXI, de la mano de su creador y fomentador máximo, el Presidente. Los habitantes de este país repiten al pie de la letra y aplauden todo lo que el Comandante diga en su alocución semanal (al que le encanta ser aplaudido por todo lo que dice).

Paralelamente el otro país trata de llevar su vida en tensa tranquilidad, sin ver cadenas o leer noticias que rompan la burbuja de estabilidad que se arma alrededor, aguantando las horas de cola entre los chistes de Chataing y el sistema de mensajería del Blackberry. Asunción de barranco con resignado "ni modo".

De vez en cuando estos dos países se intersectan, se enfrentan y se alejan más, cíclicamente. ¡Luis descubrió el agua tibia en este viaje!

Sin duda, estar en un lugar que aún tiene tanto significado en mi vida pone todo en perspectiva. Va a ser interesante contrastar con el volúmen dos del viaje (del cual tengo muchas expectativas) y luego de nuevo, cuando esté en Toronto.

Como nota graciosa, en este viaje me enteré de que varias amigas y amigos de mis amigas y amigos siguen el blog y no los conozco... o sea, a mis amigas y amigos sí las y los conozco, pero no conozco a las amigas y amigos de mis amigas y amigos que siguen el blog... aunque ya en este viaje conocí a varios.

¡Hasta dentro de una semana!

sábado, abril 18, 2009

Pa'ver ese currículo


La compañía donde trabajo quiere contratar gente nueva y por ser uno de los desarrolladores más viejos por ser uno de los desarrolladores más experimentados, tuve ayer la oportunidad de participar en la jornada de entrevistas. Fue bastante divertido estar al otro lado de la mesa y hacer las preguntas, interrogar a los candidatos, ver el nerviosismo y la copiosa sudoración que da el saber que están evaluando tu vida y que en cualquier momento puedes decir una barbaridad que va a hacer que le den el trabajo a otra persona menos apta pero menos indiscreta. Creo que me va a servir en el futuro cuando quiera buscar un trabajo nuevo.

El paisaje de los Recursos Humanos se ha expandido drásticamente en los últimos años con el Internet y la aparición de los sitios personales como MySpace, Facebook y más recientemente Twitter. Así como los candidatos deben prepararse para la entrevista, tratando de conocer lo más que puedan sobre la empresa a donde van a aplicar, de la misma forma las empresas pueden investigar a los candidatos y hurgar en sus vidas.

Es la (des)ventaja de dejar público acceso a tu vida. Por poner un ejemplo, lo que sucedió con Eudomar de Mississauga (el nombre ha sido modificado para proteger su identidad), nuestra entrevista de las 11 am.

Estamos buscando una persona con aptitudes de diseño gráfico/desarrollo multimedia así que es común que los CV estén en línea. Con una sencilla búsqueda en Google, pudimos ver un mensaje que el candidato dejó en su Twitter, seguramente al salir de su casa:

"Debo decir que me veo buenmozo en vía a esta entrevista. Si no obtengo el trabajo al menos estaré fallando en la vida viéndome bien. Publicado hace 30 minutos desde su dispositivo web"

Por supuesto que al llegar, le dijimos que se veía bastante buenmozo.

viernes, marzo 20, 2009

martes, marzo 17, 2009

Te extraño, Samán

Imagen tomada de samandeguere.com

Siempre quise hacer este chiste pero nunca supe cómo hacerlo, hasta que hoy, en la oficina, en un momento de brillo mental vi la solución:

¿Cómo se conoce al Samán de Güere
después de que se cayó?


Respuesta: el Samán de... Where?

**Redoble de batería**

miércoles, marzo 04, 2009

No eres tú, soy yo


El primer día tomé lecciones, otra vez. Poco más de un año había pasado desde la última vez que me puse unos esquís y me enfilé colina abajo en Collingwood. El día anterior había llovido mucho y aparentemente había mucho hielo en la montaña, así que decidí quedarme practicando en la colina pequeña ese día. Todo bajo control.

Sugerí ir al día siguiente de nuevo, pero a otra montaña que tenía unos caminos con menos pendiente. Practiqué un poco y confianzudo subí a las colinas para principiantes. Me vi agarrando pericia, controlando los esquís, manteniendo el equilibrio, trabajando en mi ritmo. Todo bajo control.

Con lo que no contaba es que esta colina de principiantes no llegaba abajo, sino a un lado de la montaña donde no había otra vía más que otra vez para arriba, al comienzo de la colina de principiantes y otras un poco menos principiantes. Es decir, que para volver a la civilización había que bajar por una un poco más empinada.

Fue la confianza que tenía en el momento la que me hizo decidir que podía bajar sin temores. Y así fue. ¡Casi hasta abajo!... hasta que comencé a perder el control y detrás del control fue mi gallardía, y más atrás yo en mitad de la bajada recordando por qué el año pasado no me gustó esquiar. Sí, me caí... y con la caída dejé en la nieve la pizca de confianza y pericia que adquirí la hora anterior.

Del fin de semana lo que me quedó (además de un dolor sabroso en las batatas, un amor propio bastante mellado y una gran arrechera) fue tolerancia. No física o muscular, sino a la gente que sí le gusta esquiar.

Solía burlarme de quienes me decía cosas buenas del esquí. Solía llenarme la boca de improperios, culminando siempre con un tú lo que eres es un masoquista. Pero este fin de semana vi la luz. La burla soy yo, porque aparentemente el resto del planeta esquía y le dan ganas de volver a esquiar. Para mí esquiar es una cuestión de supervivencia, un cómo coño haré para bajar de esta puta montaña, una bofetada a la autoestima. Veo a la gente que planifica fines de semana esquiando con los mismos ojos con los que veo a la gente a la que le fascinó Slumdog Millionaire y les parece la película más arrecha del planeta. Sencillamente no entiendo.

Traté. Le dí un chance. Desde cero, sin rencores. Reconozco que lo hice mejor. Pero no fue suficiente para hacer que me gustara. Fui con la mejor disposición de que cambiar, de pasar la pena de decir, ahora sí me gusta esquiar después de toda la paja que hablé. Pero no. No, no y no.

La burla soy yo, esquiar es lo máximo y Slumdog Millionaire es la película más arrecha del planeta.

sábado, febrero 14, 2009

Constipación: te puede pasar a ti

(La imagen la saqué de este blog, que creo que se la paleó de otro lado)

Tengo gripe desde el lunes. Fastidio. He estado a punta de Tylenol, Teragrip, pastillitas masticables de Zinc... y no se me termina de quitar. Es probablemente el falso clima primaveral que tuvimos esta semana (llegamos a 8 ºC un día, y todo) el que me tiene atontado y mocoso.

El jueves, mientras estaba en el pináculo del malestar, estaba en la oficina de mis jefes y, al ver mi cara me preguntaron qué me sucedía. Les dije que estaba un poco enfermo y que estaba algo constipado... Inmediatamente, un silencio incómodo se hizo en el lugar y una de las productoras dijo en voz baja "Luis, sí eres asqueroso". En verdad que no entendí por qué el drama, así que comencé a echar broma con eso: total, todos hemos tenido la nariz tapada alguna vez y no es nada del otro mundo. Entonces empecé a joder a esta productora describiendo mi constipación con detalle. Ella más asqueada aún no podía creer mi desfachatez.

Tras regresar a mi puesto de trabajo, busqué rápidamente en Google imágenes de constipación para mandársela por Skype y seguir jodiendo. Al ver los resultados de la búsqueda fue cuando entendí lo que había sucedido.


(Imagen cortesía de este sitio)

Constipation [...] is a condition of the digestive system in which a person (or animal) experiences hard feces that are difficult to expel (Wikipedia).

En cristiano, había estado ventilando frente a mis jefes lo estreñido que estaba. Pensándolo bien, con esta moqueadera que tengo no me haría nada mal un enema de nariz.

viernes, febrero 06, 2009

Dime con quién vives

Viví malcriado hasta que cumplí los 25 años de edad, a mis anchas en una casa enorme donde no me preocupaba por preparar comida, o lavar mi ropa, o limpiar. Entonces me vine a Canadá.


Honestamente, esa transición fue bastante llevadera. Estaba mentalmente preparado para mantenerme... La parte de la comida me tomó un poco de tiempo dominar y no es que ahora cocine. Esa palabra creo que me queda un poco grande todavía, pero al menos puedo elaborar una variedad razonable de platos sin incendiar el edificio.

Lo más interesante ha sido la convivencia con mis compañeros de piso. Los primeros que tuve se llamaban John y Alex. De Alex ya he hablado antes. John era bastante callado, no tenía novia, iba al gimnasio durante la semana con suplemento protéico incluido y el fin de semana se bajaba él solo una caja de cerveza en su cuarto viendo televisión. La vida hay que llevarla equilibradamente.

Luego vino Samuel, de quién alguna vez conté algo también. Bastante hippie, aprendió español viajando solo por Centro América con un morral. Tenía una novia (bastante ruidosa) con la que terminó después de una discusión súper tonta sobre por qué hay gente que es feliz sin pareja. Después de eso, se puso todo reglúo y se fue a México.

Después llegaron Scott y Robin, el indio (previamente conocido en este blog como el señor Nnnghn). Scott era poco conspicuo... pero Robin, ese sí era un personaje: se la pasaba en interiores por la casa, se sonaba la nariz cada 15 minutos por lo que la disponibilidad de papel toilet en el baño era bastante fluctuante. Una vez se cortó y me pidió una curita. Cuando se la di me preguntó que si yo no la iba a usar... Otra vez estaba yo en mi cuarto viendo televisión y comencé a escuchar un ruido raro...


Tan santito que se veía y resultó ser todo un picarón. Desgraciadamente siempre lo recordaré por esos ¡uh!...



Finalmente me mudé en agosto al apartamento nuevo con Hal. De lejos es el mejor flatmate que he tenido. Él es canadiense, está enfocado en su carrera, es responsable y emprendedor. Esa gente que uno sabe que va a llegar lejos. Su pasión es la música techno tipo Van Buuren, Basshunter, Tiesto... Esa que es tipo punki punki punki punki punki punki we are all prostitutes wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii wiiii wiii wiiii wiii punki punki punki... La pone a todo volúmen, grita y aplaude. A veces baila mientras pasa la aspiradora y hace una caracterización hilarante de un niño británico de 10 años... que se parece bastante a otra que hace de una viejita británica de 97.

Bueh, supongo que él dirá de mí que uso boxers de Bob Esponja y me la paso escuchando La Lupe...

lunes, febrero 02, 2009

La nevera está full


La nevera de este apartamento nunca nunca nunca nunca nunca nunca nunca nunca nunca nunca nunca nunca nunca nunca nunca nunca nunca nunca ha estado tan llena como lo está en estos momentos.

Gracias a la mamá de mi compañero de apartamento por el mercadito.

sábado, enero 24, 2009

domingo, enero 11, 2009

Puede pasar

El año pasado pude aprender que cualquier día uno puede:
  • Revisar las etiquetas de su ropa y darse cuenta de que la franela fue hecha en Estados Unidos, los interiores en Honduras, la ropa interior térmica en Camboya, los pantalones en China y los zapatos en España.
  • Despertarse en día de semana con la alarma, apagarla y levantarse pensando que pasaron 5 minutos cuando en realidad pasaron 65.
  • Ponerse los boxers de Bob Esponja y andar por la casa sólo vistiendo eso justo el día en que tu compañero de apartamento trae a su familia para la casa.
  • Ir al concierto de Madonna y que la persona de al lado te proponga cambiarte de asiento con su novio que está en la sección VIP.
  • Darse cuenta de que los semáforos se ponen en verde a tu paso mientras vas caminando por la calle.
  • Ir a la piscina pública, meter todas tus cosas en el casillero y cerrar el casillero de al lado.
  • Cometer el error dos veces para verdaderamente aprender la lección.

jueves, enero 01, 2009

MMIX


Antes que nada, disculpen que no haya escrito en este mes. He estado full con la visita de mi hermano y las vacaciones. Fin de año es también para mí una época algo existencial y no tenía muy claro qué escribir en el blog.

Mucha agua ha corrido bajo el puente. Muchas cosas que estaban y ya no... Muchas cosas nuevas. Mi vida tal día como hoy es completamente distinta a como me la imaginaba hace un año.

El 31 de diciembre en verdad no es nada especial: es sólo un día después de otro. Lo bueno es que nos permite detenernos por un momento a reflexionar, a ponernos en blanco de nuevo y recomenzar lo que iba mal o apreciar lo que iba bien y darle continuidad.

Es interesante hacer un balance de dónde estábamos hace un año y dónde estamos ahora. Me pone a pensar dónde estaré 365 días después... Hmmmm.
Les adelanto que 2009 me verá dar pasos grandes, probablemente sorpresivos (no voy a revelar nada para mantener altos niveles de audiencia)... pero tranquilos que tendrán blog para rato, porque sin duda alguna, todo lo que suceda en mi vida de ahora en adelante, será culpa de Canadá.

¡Feliz 2009 para todos!