Dar

La foto que ilustra este post la tomé en la Santa Claus Parade 2007 de Toronto

Me estresa un poco la Navidad. Lo ideal es primero hacer la lista de quiénes crees que te van a dar regalos ese año. Esta va a ser la base de la lista de regalos que hay que comprar, porque nadie quiere pasar la pena de recibir un regalo y no tener nada que darle a la persona. Luego, hay que pensar en la gente a la que uno quiere regalarle sin esperar nada a cambio y salir a la búsqueda.

Aquí se complica un poco la cosa porque hay que pensar en qué le puede gustar a cada quién. Hay gente que regala cualquier cosa por salir del paso. Yo no soy así. Para mí dar un regalo es ver la cara de la persona que lo recibe y piensa "este regalo es perfecto para mí". Regalar por regalar es someterse a un momento incómodo sin necesidad y botar los reales a la basura.

A veces es mejor ponerse de acuerdo entre varias personas y comprar algo más costoso pero que la persona va a apreciar más.

Antes era perfecto. Escribías una lista de regalos que te gustaría recibir, se la mandabas al Niño Jesús y listo. A esperar el 24. Los buenos tiempos.

Recuerdo pocos juguetes que me trajo el Niño Jesús. Por ejemplo, la Fábrica del Terror (Creepy Crawlers) de mi hermano, con la que podías diseñar y crear cientos de bichitos plásticos de colores con unos molder. También un juego que se llamaba Explosión que era una caja que se armaba y tenía ventanas. Había que meter unos fantasmas de esponja por las ventanas hasta que la casa no aguantaba más y explotaba. Otros años recibí una bicicleta verde, discos, una máquina de escribir eléctrica, un radiecito verde...

Con los años he descubierto que el ritual del Niño Jesús variaba de casa en casa. En mi casa poníamos un zapato en la sala, al lado del arbolito y los regalos aparecían debajo a la mañana siguiente. Carlos me dijo que sus regalos llegaban al pie de su cama.

Creo que estas diferencias hacían que el Niño Jesús se confundiera un poco de vez en cuando. Por ejemplo, una vez me trajo un disco de Franco de Vita que seguro era de alguna vecina. Como a mí no me gusta Franco de Vita, se lo regalé a mi mamá que a ella le encanta.

Volviendo al tema de los regalos que hay que comprar, ya estoy bastante tranquilo porque he comprado casi todos los regalos que quería comprar. En verdad no quiero someterme a pasar por eso aquí en Caracas, considerando lo limitado de mi estadía en Venezuela (18 días nada más).

Sólo hay un regalo que no me va a dar chance de hacer este año pero que para el año que viene me propuse hacer una vaca: la vasectomía de mi papá.