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jueves, julio 03, 2008

Escalas


Mantenerme despierto al tiempo que el avión despega de Maiquetía es una tarea difícil. Estoy agotado. Este mes pasado he debido envejecer por lo menos dos años. Me siento desgastado y triste. Peleo con mis párpados que quieren cerrarse pero yo no quiero que lo hagan. Quiero absorber el atardecer litoral, quiero ver los aviones que van al destino que realmente quiero tener, que me pidan perdón y me hagan darme cuenta de que todo fue un malentendido, que toda la confianza y la entrega siguen teniendo sentido.

Pasado, presente y futuro en mi cabeza van y vienen en desorden al mismo tiempo que nos movemos sigilosos por la pista, escuchando los avisos de seguridad del video de American Airlines. Una vez más, el viaje que estuvo en mi cabeza por tantas semanas de espera no se corresponde en gran medida con el que ahora ocupa mi pasado. Tantas promesas e ilusiones tan cercanas mientras estaba en Toronto, se alejaron sin razón a medida que me acerqué a Caracas. Irónicamente.

Trato de no seguir pensando en el asunto y me reconforta un poco saber que, una vez más, vuelo con celebridades de la música. Esta vez son el cantante venezolano Jeremías y mi heroína de infancia, la cantante que sabe cómo duele y quiere unos zapatos de tacón alto: Karina. Ya antes he volado con Los Amigos Invisibles de Caracas a Miami, y con Moby de Toronto a Nueva York. Karina voló en clase económica. Si me hubiera sentado a su lado le hubiera pedido una foto, un autógrafo y que me cantara un pedacito de "A Quién". Ese es el tema que necesito.

En el vuelo viniendo la azafata me introdujo a las dos opciones de almuerzo diciendo en perfecto puertorriqueño "calne o poio". En esta oportunidad es un sobrecargo quien me saca de mi sueño para ofrecerme algo que no entiendo y raviolis. Mi "What?" es seguido por sus dos opciones de incompresible plato y raviolis, acompañado esta vez de una mirada molesta e impaciente. Ante mi obvia perplejidad termina por decirme en inglés: "beef or raviolis". Car-nay oh rah-vee-oh-lees!

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Mientras despegamos del Aeropuerto Internacional de Miami, siento súbitamente un gran alivio. La vida que tuve cuando me fui de Toronto hace un mes no será la misma que me espera ahora. Todo lo que viví en Caracas durante el mes de junio me ha llevado a replantearme muchos aspectos de mi vida y me doy cuenta de que antes de partir de Toronto, sin saberlo, ya había comenzado a dar los primeros pasos que ahora voy a continuar. Quizá todo esto estaba en el plan después de todo.

Visitar Venezuela siempre es una experiencia muy intensa. Al salir de la rutina y enfrentarme a Caracas con ojos frescos cada vez, ineludiblemente entro en contacto con la nostalgia y esa necesidad de evaluar dónde estoy y a dónde quiero ir. Emociones, pensamientos y análisis que demandan gran energía mental y física de mi parte. No debería hacerme esto más.

Montado en este 737, dejo todo atrás obligándome a confiar en que lo que viene (a pesar del dolor que me dejó junio) será mucho mejor... o si no por lo menos diferente.

Entre las primeras resoluciones post-trauma viaje a Venezuela se encuentra entregarme apasionadamente a las fauces del capitalismo salvaje. ¡Llenar vacíos emocionales con posesiones materiales es lo que manda! Dando gracias a Urbe Bikini y al shopping antidepresivo, me pongo a ojear la revista del avión.

¿Qué habrá para almorzar hoy?

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Toronto está bonita. Parece estar más verde que el año pasado. No me calé arrastrar las maletas por el Metro, pariendo para llegar a la casa y me monté en el shuttle del aeropuerto. Me lo merezco.

Las márgenes del lago, llenas de gente disfrutando el Día de Canadá me dan la bienvenida y me venden la ciudad como si fuera la primera vez que la visito. Me siento cómodo y a gusto, a pesar de que el aterrizaje se confabuló con la gripe y juntos me taparon el oído derecho. Siento que no escucho en estéreo. No me preocupa en lo absoluto pensar de que voy a dormir este mes en el sofá de Hal. Estoy contento de haber llegado otra vez. Todo lo que viene es nuevo y emocionante.

Tras un sueño reparador y una larga ducha me preparo para salir, me pongo mi camisa de la vinotinto y me voy a la oficina donde todos mis compañeros me reciben con cariño preguntando cómo me fue y aliviados de que no dejé el pelero como el chino. Me presentan nuevos retos y nuevas tareas. La rutina vuelve y me calma.

Ya después del almuerzo comienzo a repartir los marcalibros de Venezuela que compré en Hansi. Veo la foto de Caracas dudando si imaginé todo o si en verdad pasó. Recuerdo el saborcito amargo de la gente que me hizo daño, pero rápidamente lo sustituyo por el de la gente que siempre me ha querido de verdad... y el de la gente increíble que conocí... y el de la gente que ya conocía y esta vez se portó tan calidad mientras estuve allá que ahora quiero y valoro más, mucho más.

Me da nostalgia y antes de ponerme triste pienso "¡claro que quiero volver a Caracas!... pero ahorita no."

11 comentarios:

Unknown dijo...

Controle Luis... este post estuve fuerte. Lo dejas a uno pensando...

Carlos dijo...

No creo que te vayas a entregar a las fauces del capitalismo tan salvajemente como dices. Te siento tranquilo, en este post y en las veces que hemos conversado. Al fin y al cabo ya estás en la calma después de la tormenta.

Transeúnte de inframundos dijo...

Esta muy fino este post, como dijeron en uno de los comments pone a pensar sobre todo a los que se nos ha cruzado en la mente salir del país.
Suerte y éxitos

pelirroja78 dijo...

Oye Luis por un momento me asuste ...Crei que te venias....Me alegra saber que estas en Toronto otra vez...no se que paso...pero fuerza y que bueno que estas alli otra vez

hellin dijo...

Sabes qué? me encanta que a pesar de todo, tengas esa actitud... no te imaginas cuánto te admiro y lo mucho que aprendo de ti... mi vida, la gente como tú está destinada a ganarse el cielo, y en el camino seguro se encuentra con nubes negras, pero al final está la recompensa... sigue así Luisito y recuerda que se te ama demasiado. BESOS!

Anónimo dijo...

Hola Luis!
Hay dos frases que me han ayudado mucho y quiero compartir contigo: tranquilo que los tiempos malos también pasan y lo mejor es lo que pasa. Se que anbas frases leidas juntas parecen un trabalenguas, pero ambas son muy ciertas. Comprendo totalmente tu situación, solo te digo: animo y paciencia, que lo que viene seguro es mejor. Un besote muy grande. Gracie

Anónimo dijo...

My hump!!!! No se preocupe tanto!!!!Lo que te puedo decir es: De la gente que te hizo daño, mejor es salir corriendo porque esas personas no te quieren y valoran como tu lo mereces!, Las que te hicieron bien,aprovecha y apoyate en ellas, demuestrales tu cariño de siempre que no de defraudaran y aunque este lejos siempre estaran allí para ayudarte y quererte tanto como tu te haces querer y siempre es bueno conocer gente nueva de la que aprendes muchas cosas y te dan otros puntos de vista de las cosas. Ya verás que más gente buena vendrá hacia ti y harán olvidar los malos ratos vividos. Es bueno que te distraigas y te busques actividades que no te hagan persar tanto en la inmortalidad del cangrejo. Animo Chico lindo que tu eres demasiado nice y a la gente buena le pasan cosas buenas. Espero que aunque es todo una explosión de emociones, no visites pronto porque los que nos quedamos aqui te queremos mucho y extrañamos y por mi parte la próxima vez trataré ocupar el poco tiempo que te quede libre para que no te pongas tan melancólico!!! Un besito. Animo y pa´lante!!!!!
Te quiere mucho
Your Hump!!!
P.D. Si vas a entrar al capitalismo salvaje acuerdate de tu Banana!!!!! JAJAJAJA

Anónimo dijo...

Te noto centrado, eso es lo importante.

pelirroja78 dijo...

Luis cariño..pasa poir mi blog hay una propuesta interesante en la cual tu puedes aportar algo....Cariños y espero tu visita y participacion..

Ale Marge dijo...

Tuve una vez un viaje parecido al que cuentas, muchas expectativas en el regreso a Argentina de visita y una vuelta a Canadá con sabor amargo. Con le tiempo aprendí a tener menos expectativas, a disfrutar lo que venía y en lo posible a que mis parientes vengan aquí y yo les haga de guía turística.
Saludos

El Escuadron de inmmigracion dijo...

Vaya lloradera que eche leyendo este post! Soy nueva leyendo tu Blog, empece ayer y no he podido parar...repito: no he parado hasta hoy. Te admiro y felicito porque no has perdido tu escencia venezolana, esa de sacarle el lado comico a todo, por muy trajedia que parezca.