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miércoles, noviembre 29, 2006

La dulce espera

Pues en eso estoy en este momento: esperando. Es un fastidio esperar. De pana. Porque no es sólo esperar, es todo lo que viene alrededor de esperar.

Yo no sé quién me mandó a mí a renunciar a todo en mayo. Sé que el tiempo pasaría más rápido si estuviera haciendo algo con mi vida más que esperar. Estoy desesperado por actividad. La cosa es tan seria que he llegado al punto en el que me alegro cuando me sale una diligencia para hacer. Ando en la cola del banco feliz, sonriendo, y la gente me mira con cara de "qué le pasará a este pendejo"; me alegré cuando no encontré la brocha para pintar mi cuarto porque tenía que ir a Epa a devolver el repuesto que había comprado, ya tengo todos los papeles de la Universidad (me falta legalizarlos, ¡yupiii!), puse casi todas las tapas de los suiches del apartamento de San Anton, compré mis pasajes, los de mi papá y mi hermano y ya pedí el poder para mi papá, el teléfono y el cable (a pesar de que me negaba rotundamente hace pocas semanas como ya saben).

Ya de por sí esperar es un fastidio solito. Yo en lo que pienso es en los enfermos. Pobrecitos. La gente que está enferma está jodida doblemente. Por un lado, si estás enfermo te sientes mal y además de eso, tienes que esperar a que el médico te atienda (que usualmente la consulta de uno no dura ni la mitad de las consultas de los demás que uno tuvo que esperar). Y de ñapa, se tienen que calar que les digan pacientes como para que no armen zaperoco. Quien puso ese nombre es un desgraciado. Gracias a Dios, yo no estoy enfermo y sólo espero. Pero no espero solo.

Cuento los días para irme (faltan 2 semanas y 5 días en este momento) y sé que mis amigos y conocidos también los cuentan. Ya algunos hasta te lo dicen de frente. Son unos descarados. Hubiera pagado los pasajes si me hubieran dado 500 bolos cada vez que alguien me dice:
  • Mira, ¿y tú no te ibas?
  • ¿Ya volviste... o no te has ido?
  • ¿Todavía aquí?
  • Ay chico, pero si yo te hacía en Praga...
  • Ah, ¿te vas el 18? ¡Coño, por fin!
  • ¿2 semanas y 5 días? ¡Eso es casi 3 semanas! Noooo chico, ¡ahora es cuando te falta!
  • Bueno mijo, ¿y entónces cuándo es que te vas? Ya está bueno, ¿no?
Lo que pasó fue que me faltó el dramatismo de una partida rápida y dolorosa, como la de Johnny. ¡Esa sí fue una despedida de verdad! Todos con lágrimas, fuertes emociones contenidas puestas en libertad como una manada de caballos salvajes, histeria, comentarios egoístas de "no te vayas" y "me vas a hacer mucha falta". ¿Y yo? ¡Ya la gente está harta de verme aquí! Y con lo que me gusta a mí un drama vale... Esos días antes de irme van a armar las fiestas patronales aquí en Caracas. Y ojalá que me vaya y no regrese en muchos años, porque si regreso en marzo, mucha gente va a dejar de hablarme... sobre todo la que cuenta con que yo me vaya (¡uuuuh! golpe bajo jajaja).

En fin, la espera... desespera y seguiremos esperando. ¿Alguien necesita ir al banco?

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