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jueves, diciembre 14, 2006

Cumple... años... ¿feliz?

Muchos consideran su cumpleaños como el día más importante del año. Yo no. Para mí cumplir años es un estrés. Así de fácil. Y no me importa lo que diga la gente porque sé que el primer paso es aceptar que tienes un problema. Listo. Aceptado.

¿Qué sucede típicamente el día de tu cumpleaños?
Primero que nada, comienzas a recibir llamadas de tu familia y amigos... toooodo el día, llamadas y más llamadas. Hay que asegurarse de estar cerca del teléfono o con un celular con la pila cargada (nota mental: carga la pila esta noche). Típicamente la conversación transcurre así:
Yo: aló.
Persona al otro lado de la línea: ¿Luis!? ¿cómo estás? ¡feliz cumpleaaaaaños!
Y: ¡ay gracias!
P: ¿cómo la estás pasando?
Y: pues bien vale, aquí ¿cómo está todo?
P: todo bien, gracias. ¿Y vas a hacer algo?
Y: sí bueno, esta noche tengo una reunioncita en mi casa. Me van a picar la torta y luego nos vamos por ahí a rumbear.
P: ah bueno chévere yo estoy pendiente.
Y: bueno, ¡gracias por acordarte!
P: no vale de nada. Estamos hablando.
(fin)

Toooooooodo el día. En repeat.

Ahora bien. Hay que asegurarse de atender la llamada porque si no, termina siendo algo así.
Yo: aló.
Persona al otro lado de la línea: ¿Luis!? ¡aaaaay Dios mío! Te he llamado todo el día, no te imaginas. ¡Gracias a Dios! ¿Recibiste mi mensaje de texto? ¿el del celular? Te dejé dicho con tu tío que 'feliz cumpleaños'. Menos mal que te encontré, por fiiiin. Te lo juro. Ha sido horrible comunicarse. ¡Ave María Purísima! ¿Cómo estás? ¡Feliz cumpleaaaaaños!
Y: ¡ay... gracias!
(lo demás transcurre igual)

¿Qué pasa? No sólo me estreso yo sino que los demás también. La gente tiene pánico de no felicitar el día del cumpleaños por temer represalias futuras del estilo "¡qué bolas que no te acordaste de mi cumpleaños! Acabas de entrar en mi lista negra y no pienso hablarte hasta que ( ). Yo que siempre te llamo el día de tu cumpleaños y a mi nunca se me olvida felicitarte". Detengámonos aquí.

¡Bingo! A mí sí se me han olvidado muchas veces los cumpleaños de la gente. Y no es porque la gente no me importe o me importe más o menos que otra. Es que es natural que a uno se le olvide. Y más ahora que todo el mundo corre todo el día con un solo estrés.

Recuerdo una vez que se nos olvidó el cumpleaños de María Paulina estando en la Universidad. Fue horrible. No me acuerdo exactamente cómo fue pero sé que fue horrible y ya no se me olvida (28 de septiembre).

O típico que saludas a la gente como si nada, en la oficina, en la casa y la nadie ha caído en cuenta de que cumples años. Uno no lo dice porque sabe que los presentes se mirarán las caras y comenzarán a dar excusas nerviosas tipo
* ¡Mentira!
* ¡Ay Dios mío, no puede ser!
* ¡Y yo que estaba pendiente!
* ¿Ya estamos a quince?... ¡y no me han pagado!
* (o peor) ¡Ajo! Si hoy es 15 y tú cumples año el 18.

El hecho es que tarde o temprano estalla. Es una bomba de tiempo. Porque típico que llega el que sí se acuerda, te felicita y voltea a su alrededor con cara de satisfacción ganadora preguntando "lo felicitaron, ¿verdad? Hoy es su cumpleaños".

Entonces todos comienzan a gritar ¡feliz cumpleañooooooooos! con aquella pena (incluido uno, claro está... (lo de la pena... no a gritar)). ¿Ven? Es un estrés para todos, sin excepción. ¡Y dígame si se te pasa el día! Uno todo enrollado pensando en qué excusa puede sonar auténtica o cómo convencer a la persona que uno pensó en ella pero se le olvidó llamar o escribir (que me pasa mucho).

¿Y los días siguientes? La ola de preocupación y culpabilidad ilimitada sabiéndote en la lista negra de la persona... al lado o muy cerca de Chávez o Paris Hilton o Bin Laden.

¡Y toda esa atención sobre uno! Es rarísimo. Y cuando uno se está acostumbrando a la atención, a los abrazos y besos, a sentirse especial... se acaba el día y te conviertes en noticias viejas y peor porque eres noticias viejas con un año más de edad que hace 2 días. Adiós atención, hola depresión post-cumpleaños.

Y si nadie te llama o se acuerda de ti, te sientes mal. Te sientes insignificante como el sucito de la uña del pie, tan querido como un mango picado de pajarito, tan olvidado como Francisco y Fernando. Adios juventud, hola depresión de cumpleaños.

¡Hay que estar bien demente!
(ilustración: The Birthday Cake de Beryl Cook)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Luisin lo dirás en broma, ¡pero tienes TANTA razón! yo que no me acuerdo ni del cumpleaños de mi familia...¿vieron? es así, ya estaban pensando ¡qué horror!¿cómo te puede pasar eso?¡qué mala hija! :-O no se acuerda del cumpleaños de su madre...¡mala hija!,¡mala nieta!, ¡mala prima, sobrina, hermana!...¡Pues no! sólo tengo mala memoria y por eso sufro en carne viva del estrés de los cumpleaños.
¡Ah no! y si supieran no sólo es que tengo mala memoria, es que ¡nunca sé que fecha es! a mi hasta me ha pasado que felicito antes de tiempo...jejeje... :$
Pero güeno, ya muchos saben que es así y espero que no se lo tomen a pecho, para mi siempre serán especiales.

PD:Luisito te llamo el sábado pa' que no te sientas olvida'o.

Anastasia dijo...

Para mi los cumples también son espantosos... quisiera pasar un cumple sin ningun tipo de medio de comunicación... asi despejada ...SOLA.... en los Roques !!!!

Anónimo dijo...

Ciao Luis!
Yo si' me acorde' de tu cumple pero como bien dices, entre el corre corre de la vida milanese y el cambo horario (excusa original no?) no pude llamarte o escribirte...
De todas maneras se' que no importa, porque tu' sabes que siempre me acuerdo de ti, y que te deseo lo mejor, y porque sobretodo...
tu' nunca te acuerdas del mi'o!!!
jajaja

No vale, estoy jodiendo. Lei' todo tu blog me mori' de la risa. No se' tu', pero yo estoy feliz de que no este' nevando, aqui' tampoco hace nada de frio, invierno ma's caldo, que gran leche!, como lo quieras llamar...

"Estoy pendiente" de tu blog :)

Un beso y mucha suerte.
Deris

PS: Bienvenido al club de los que viven afuera... ahora sabes lo que se siente, y yo gozo!