Subscribe Twitter Facebook

miércoles, febrero 21, 2007

La otra cara de la moneda


Hace algunas semanas, antes de cobrar mi primer cheque canadiense, estaba pelando. Fuertemente. Las tarjetas de crédito venezolanas hasta el tope y el dinero de la venta de mi carro que no termina de llegar me mantenían en suspenso. "¿Podré comer el día de hoy?" me preguntaba, mientras hurgaba en la despensa las conchas de pan que me quedaban y unas lonjas de jamón que todavía no estaban lo suficientemente verdes como para ser consideradas no aptas para el consumo humano.

Me puse entonces a pensar a dónde se habían ido mis reales. Busqué en los bolsillos de los pantalones de la ropa sucia, en mi escondite de dinero, los abrigos, el armario (en el abecedario...), en el morral... voilá!

Las culpables directas de mi pelazón y casi intoxicación por consumo de charcutería podrida (además de mi piche planificación y pobres habilidades para manejar presupuesto, claro está) eran las monedas. La denominación de billetes más baja de Canadá es 5. Le siguen los tradicionales billetes de 10, 20, 50 y 100... ¿Y los billetes de $1? No hay.

Lo que hay son monedas de $1. Así, cada vez que compras alguna cosa y pagas con un billete de 5, el vuelto te lo tienen que dar enterito en monedas. Ya sea de 1 ó 2 dólares o de 1, 5, 1o ó 25 centavos de dólar. Ergo, en el bolsillo pequeño de mi morral tenía una fortuna en monedas. He debido darme cuenta antes, considerando que el monedero loco que tenía ahí regado sonaba en mi morral incesantemente mientras caminaba, vaticinando mi llegada a cualquier lado... cual vaquita... (salvando las diferencias).

Me puse a contar cuánto dinero tengo en este momento en monedas. Tengo $30,54. Y es demasiado difícil deshacerse de ellas porque uno nunca paga con eso. Si el otro día traté de pagar una dona y empotrado en el abrigo, medio ahorcado con la bufanda, con los guantes puestos hurgando en el bolsillo del morral se me cayeron unas monedas al suelo, para después tratar de contar cuánto eran 99 centavos y de qué manera podía quitarme de encima la mayor cantidad de monedas... Y la gente de la cola viendo ese desastre, fusilándome con ese incómodo, letal y tenso silencio y seguramente pensando "¿este no fue el imbécil que pasó el otro día frente a mi casa, jugando con la nieve?".

Terminé pagando con un billete de 5 y me devolvieron una moneda de 2, dos de 1, tres de 25 centavos, dos de 10 y cuatro de 1.

¡¡¡¡¡¡$%&!*^!·#!!!!!!

No me quedó otra que volver al modo vaquita.

1 comentarios:

Lidya dijo...

L! pobechitooooooooooooo

Creeme, se lo que es eso, me paso lo mismo en Francia, porq tal cual no hay billetes de 1!! :(:(:(:(

El secreto, y hazlo fashion para que no te veas muy girly, es comprar un monedero, de los chiquitos, y tener siempre a la mano 5$ para el tipo de compras que siempre te multiplican el cambio! y voila!! verás q se van acabando toooodas esas monedas!

Ah! y L!... cuida el budget!

bisus!
Bye!