Después de 9 meses de búsqueda y espera, 15 días de viaje, 4 vuelos (2 internacionales, 2 nacionales), 120 libras de equipaje y miles de kilos de lana he llegado a Toronto. Sorpresiva y afortunadamente no me cobraron las 8 libras de sobrepeso que llevé en uno de los equipajes. Llegué el miércoles pasado y Danielle, la muchacha que me manejó la pasantía aquí, fue a buscarme al Aeropuerto. Me dio un poco de pena, la verdad, porque al parecer los otros pasantes que están aquí trajeron una maleta y ya (yo traje dos maletas, un equipaje de mano y un morral). Me sentí un poco Penélope Glamour.
Llegué directamente a mi cuarto a dejar las maletas y a salir a un bar, a una reunión de la gente de AIESEC. Mi cuarto es bastante cómodo y queda en el segundo piso de una casa un pelo feíta pero bastante cerca del tranvía y de la oficina (fotos pronto). Tengo un closet, una cama, un escritorio, una especie de mesita de noche, una mesita tipo sala y un futón (listo para las visitas). Vivo con un canadiense de Hamilton llamado John y una coreana que trabaja en el aeropuerto y lleva viviendo aquí 8 años llamada Aster. Ambos muy atentos y agradables.
Danielle es lo máximo. Llegando me dio una especie de "paquete de bienvenida de emergencia" con unos sobres de champú y acondicionador, un jabón, unos sobres de Tylenol, un bloc de notas y un lápiz, chocolates, cotufas de microondas, unas barras de granola, chicle, crema para las manos, un llavero, mermelada, chapstick y una esponja para lavar platos.
Como dije, esa noche fuimos a un bar y conocí a algunas personas de AIESEC, incluídos los otros dos pasantes que llegaron conmigo: Anabel de Argentina y Leon de China. Nos la llevamos muy bien entre nosotros y nos hemos visto bastante. Bueno, yo estaré trabajando con Leon en la oficina así que creo que a él lo veré más que a nadie.
Al día siguiente sacamos nuestras tarjetas SIN (que es como un identificador fiscal y personal obligatorio) y abrimos nuestras cuentas de banco. Ese día paseamos un poco por la Universidad de Toronto y finalmente le agarré el tumbao a la ciudad. Me costó un poco ubicarme, pero ese día a punta de preguntar y tratar de salir de la Universidad con Anabel le di forma.
La verdad es que imaginarse si quiera la experiencia de irse a otro país a vivir solo es imposible. Nada de lo que la gente te cuenta sirve para hacerse una idea de todo lo que implica y la sensación que da. Habiendo dicho sólo me queda una cosa por decir: estoy en shock. La gente que vive afuera se está riéndo sarcásticamente de mí en este momento pensando "ja, y lo que te falta". Me cuesta trabajo creer que estoy en un sitio completamente distinto y (a pesar de que conozco gente ya y que me encontré a Carlos Pérez) completamente solo. Da un poco de vértigo, de susto y de tristeza.
Ya pagué algunas novatadas. Sobre todo el primer día. Nada muy grave. Por ejemplo:
- El tranvía cuesta $2.75 y hay que pagarlo con monedas. Los billetes de $5 no sirven.
- Cuando te montas en el tranvía, te dan un ticket con el que puedes viajar en el metro. No hay que comprar dos tickets.
- Para que se abra la puerta del tranvía hay que pararse en la escalera. El conductor no tiene que abrirla.
Acerca del frío... pues este año no hace casi. La gente está impresionada y muy feliz pues para esta época deberían haber 20 centímetros de nieve en todos lados y este mes no ha nevado. El viernes se batió el récord de temperatura más alta en la historia de la ciudad. El récord era 10º y tenía como 50 años. Hizo 13º. Esta semana creo que ya está bajando pero va piano piano. Por mí mejor porque así me voy aclimatando. Por ahora aguanto fino con un sweater, mi abrigo, bufanda y un par de guantes.
Ah y como mencioné por ahí, me encontré a un pana de la Universidad que está viviendo en Toronto. Ayer fuimos para el cine con sus hermanos, que también están viviendo aquí y la pasé muy bien. Son súper panas y me han ayudado un montón dándome tips y sirviéndome de compañía.
En verdad admiro a la gente que se ha ido a vivir sola, sin nadie conocido cerca. Extraño inmensamente a mi familia, a mis amigos y (nunca pensé que diría esto) a Caracas... ¡y no llevo ni una semana! Me gustaría que todos vivieran esta experiencia conmigo.
En fin, aquí vamos, poco a poco adaptándome a esta nueva vida, a mis nuevos amigos, a mi nueva ciudad. ¿Mencioné que tengo un futón para visitas en mi cuarto?
3 comentarios:
YA DIJISTE LO DEL FUTÓN!!! si te voy a ir a visitar...DIOXXX... Mucha suerte y paciencia y cuando se sienta solo se va a la pagina de Movilnet y me manda un mensaje.. el cel te lo doi por msn porque soy tan bella que puedo colapsar la red
Lui!!!
Qué alegría que ya hayas llegado y que todo te haya salido bien! A medida que pasa el tiempo estoy más emocionada con mi mudanza a Montréal y así esperar vivir la mismas experiencias que tu en este momento. Y lei bien lo del futón! Espero que quepan dos personas!!!
Gaby :-)
Una verdadera voragine tu llegada a la tierra del sirop... de maple claro...
Siempre habia pensado que los que se van, van felices, porque viviran cosas nuevas, emocionantes, cosas que nosotros en este humilde pais desconocemos, y por eso los que nos quedamos atras, nos quedamos tristes, extrañandolos, pensando que al primer extranjero o nativo conocido seremos olvidados y arrojados al baul de los recuerdos de una vida pasada y caducada...
Aunque sea consuelo de tontos, reconforta algo saber que del lado de alla y del lado de aca existe cierta añoranza mutua por los que ya no comparten el dia a dia con nosotros...
Un besito amol!
Jors!
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